sábado, 6 de enero de 2007

EVALUACIONES A DOCENTES
Si tuviésemos que evaluar a todos nuestros funcionarios públicos la gran mayoría debería salir desaprobado, y no se como no se menciona a otras instituciones congreso, poder judicial, ministerios, etc. Hay que señalar que el único sector opuesto a ser evaluado hasta hoy es el docente del sector publico representados en el SUTEP desprestigiada institución que una vez mas busca oportunidades para decirle al Perú que están políticamente vivos. Sin embargo en otros sectores públicos ninguna de las evaluaciones hechas hasta hoy se les a impregnado un sentido alternativo, se han constituido en meras referencias para decir que algo sé esta haciendo pero sospechosamente solo quedan allí. Es cierto que el profesor peruano es el peor preparado de sud América, un docente con poca preocupación académica, con indiferencia por las actividades culturales, el que menos lee, y que el personal jerárquico (hablo de directivos de I.E.) jamás impulsa una educación democrática, ¿pero donde dejamos la complicidad de esta clase política? de clientelajes, demagogia, donde se compran votos por una promesa de trabajo, donde el estado siempre fue indiferente a la problemática educativa, ese estado que no establece una política nacional de educación, que otorga al sistema educativo presupuestos de risa y honorarios ridículos, donde el profesor es un peón del ajedrez electoral, en el que el artista si no es un dipsómano a despreciar, es un indeseable contestario invalido para la economía de supervivencia que el estado peruano nos ha acostumbrado, esa economía que el neoliberalismo le llama natural, natural como el agua, y que otro camino es un mero espejismo, que alternativas y que decir:
Que el sutep no desea esa evaluación, el sutep cómplice de tantas barbaridades, que hoy por hoy practica el mismo clientelaje de quienes ellos demandan, en tanto Alan sigue ganando sigue rentabilizando sus movidas políticas como esta de donde ya aparece ganancioso.
Al lado de la sargento marta hildebrandt anti sindicalista convicta y confesa, aquella que quisiera mandar sobre el Perú su bien deificada bomba cholo trónica.

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